Presentación Micro Abierto 1/03/2010

Micro Abierto Salamanca
Ahí estaba, esperando el autobús. Una dulce, fea, anacrónica muchacha granulosa cantaba canciones inciertas de amor y traición; su madre o su tía o su abuela la acompañaba. Soplaba el viento. La madreabuela, se giró hacia mí y me ofreció unas ramitas de romero. Eran gitanas felices. Estoy mu deprimia, dijo. Yo también, dije, por empatizar. El autobú no iega, dijo ella. No iega el autobú chacho. Ya veo, dije. Su hija o nieta cantaba débilmente “no llega el autobú, ay que tristeza, que m’han traisionaoo”. M’han traisionaaooo, repetía triste. Daba palmadas infantiles, le crecían los pechos, se le abría la boca, así, lolitamente. Canta muy bien su hija, dije, por decir algo. No é mi hija, respondió, ia le guxtaria a ella sé mi hija. Entonces, ¿Qué es?, pregunté. No te da’ cuenta de na’ tú, tontiloco, ella é mi zuegra! Todo es posible en los cruces diabólicos de las genealogías gitanas, las madres son hijas y las abuelas son padres. El caso es que no llegaba el autobús. No iega el autobú, repetía la mujer cada vez más abatida, deprimida, asfálticamente comprimía su corazón. Las canciones se transformaban poco a poco en mugidos de vaca y nuestros culitos se enfriaban con la humedad del Tormes. Entonces la mujer mandó callar a su suegra y, dirigiéndose a mí, me dijo: Sabe qué, pue voy a aser un conjuro pa que llegue el bú. Perfecto, le dije. Con movimientos de las manos no estrictamente geométricos repitió dos o tres veces: Una ramita de olivo engkd uendocldo. (X2). Y así, mágicamente vimos a lo lejos, en algo así como el horizonte ciudadanil del arrabal, surgir al autobús. Entramos. Yo, por supuesto, iba hacia Micro Abierto. Es raro, pero es así, siempre que cojo el autobús voy hacia micro Abierto. Y, digo yo, que sé poco del amor: ¿Cuándo llegará el día en que micro abierto coja el autobús y venga hacia mí? ¿Cuándo? El caso es que me senté en la silla y me puse a pensar en mis catástrofes hasta que, de golpe, se me acercó la mujer y me dijo que había tenido una visión de mi futuro. Tú va a un zitio con gente mu rara, dijo, veo vocas que se mueben y disen palabrá y cansione’. Es posible, le contesté. Debes saber, dijo, que HOY vá a conosé el amó de tu vida, debe SABELO! Fantástico, pensé, por fin, ya era hora, esa clase de cosas. Qué bien, le dije. ¡No he cabao!, me gritó. Ups. Hay algo má que he vito, dijo. Qué ha visto, le dije (ya estábamos llegando aquí). ¡He vito que quisá el amó de tu vida no zea una perzona! ¿Cómo?, dije yo. ¡Quizá sí! ¡Quizá no!. Y aquí estoy ahora. A menos que ocurra algo extraordinario en lo próximo, entenderé que la mujer se refería con “Amó de tu BIDA” a esto (gin tonic) y a nada más.

Víctor Balcells Matas
huesosdesepia.blogspot.com






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