Antes solíamos escribir cartas firmando con otros nombres. Se las enviábamos a las mujeres que iban arriba y abajo por la calle Compañía, o dejábamos poemas malos en las mesas del Alcaraván, poemas que hablaban de tomates y ensaladas, de sartenes, mangos o huevos fritos. Ahora, con la cantidad de buenos artistas que pasan por Micro Abierto, hemos dejado de escribir, hemos dejado de hacer música. Ya no vamos de excursión a la montaña. Cada lunes es un lunes de prodigios y alucinaciones y nosotros no podemos hacer otra cosa que retirarnos poco a poco como sombras que en su lenta rotación sugieren permanencia, retirarnos hacia atrás con un Gin-tonic y celebrar a oscuras, en el almacén, lo que aquí, en el Esperpento, ocurre cada lunes. Este es el resumen apócrifo de una mente brillante sin recuerdos.
Andrés Catalán leyó poemas goliárdicos postmodernos muy divertidos con un cigarrillo, o dos, en la mano. Aprendió su elegancia en Versalles y pasa las tardes en el Alcaraván escribiendo una obra maestra titulada "La poética del agricultor menor". Este es su blog.
Luis Llorente leyó dos poemas de su nuevo poemario. Podéis leer más poemas en su blog.
Geof y Yon volvieron después de mucho tiempo para tocar algunas versiones rockeras, entre ellas una canción de Babyshambles. Podéis verlos aquí, en vídeo.
Ane leyó algunos poemas como habitualmente. Es nuestro miembro permanente de Micro Abierto. Sólo ha faltado 1 día en las últimas 317 ediciones. Empezó a recitar cuando tenía 2 años, lo hizo con un poema de Mortadelo y Filemón. Pero ahora su poesía alcanza la maestría de los grandes, escribe pequeños poemas floridos que podéis leer en su blog.
Luis Forero leyó un relato que podéis ver aquí en directo. ¿Un Gin-tonic?, dice Luis. Un poco de gin, un poco de tonica, un poco de limón, un poco más de gin, está flojo este gin-tonic, dice Luis. Se pone triste y luego añade: Gin-Tonic es una canción de Françoise Hardy, por cierto.
Misir Lau tocó un blues y luego cantó a cappella, con su maravillosa voz, otra canción. Parece que algunos caen desmayados después de escucharla. Los transportamos al médico. El médico mete el dedo en el agujero del pecho. El médico dice que no parece una herida de bala. Pero como si lo fuera.
Nicolás Santamaría se acercó al estrado para leer un micropoema que nos dejó convulsionados y sorprendidos, como un soplo de aire, un relámpago o un viejo contraste. Tomamos unos medicamentos para curar nuestra incurable clautrofobia y seguimos adelante.
Este es Ben Clark, presentador de Micro Abierto, poseido por Asmodeo, el demonio cojo encargado de proteger el tesoro del Rey Salomón.
Por mi parte, yo, Víctor Balcells, recité cantando muy mal un poema de Josep Pedrals titulado Antonio Machado, que podéis ver aquí. No dejéis de visitar el Myspace de Pedrals, allí podréis escuchar alguno de los poemas de uno de los mejores poetas orales que hay en España.
Fernando Maes y Andrés Sudón tocaron a dúo dos temas propios. Podéis visitar sus respectivos myspaces haciendo clic en sus nombres. Escuchándoles subimos hacia arriba todos aún estando en un sótano, y algunos no volvieron a bajar y siguen allí, en el país de los niños absurdos donde sólo se escuchan vinilos, buena música, y se bebe vino blanco. Aquí tenéis un vídeo de un pedazo de su actuación.
El bar estaba muy lleno, mira tú por dónde.
Jens Patrick llegó anunciando que era alemán, aunque no lo pareciera, enseño su pasaporte y montó un tinglado muy complicado con pianos y ordenadores para deleitarnos con algunas versiones de Billy Joel, con su simpatía y su jolgorio juglaresco.
Emilio Papel recitó un poema sobre la carne, con su ritmo tan característico, su dicción precisa que te rodea y asalta, y esos versos herméticos que, cuando son descifrados, descubren la verdad de las cosas que no son cosas, sino mucho más que eso.
Luis Somoza leyó un poema rápido: podéis verle aquí. Cuando uno se aleja las cosas se ven más claras. Y entonces es como si se acercaran para hacernos daño. ¿No es así?
Fabio de la Flor hizo un diagnóstico que podéis ver aquí acerca de la postmodernidad y los motivos por los cuales la humanidad se está yendo a pique. Los culpables, según él, son Concha Velasco y Jesulín de Ubrique.
De Paula Campos sólo conservamos esta foto fugaz en la que apenas se pueden apreciar sus facciones. Recitó un poema como quién viene y se va, y las palabras quedaron flotando entre el humo de los cigarrillos. Nos las fumamos y ahora, cada vez que hablamos, decimos poemas de Paula Campos.
Victor Prieto causó furor con un texto hilarante acerca de la tradición de los pasodobles. Para leer más cosas escritas por él, no dejéis de visitar su blog.
María Cota llegó felizmente para leer un poema feliz sobre la infelicidad de ser demasiado feliz cuando uno quiere ser, en verdad y después de todo, infeliz.
Para acabar Virginia de la Calle tocó algunas piezas clásicas con su Saxofón, como colofón a una noche llena de buenos artistas, de poesía, música y disparates por todas partes, en espera de una próxima edición que, seguro, será aún mejor y traerá más y mejores sorpresas.
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