Resumen de M.A.S. Lunes 1 de noviembre de 2010


También hubo Micro Abierto el día de Todos los Santos. Un evento lleno de sorpresas y de nuevos participantes venidos de lejos, entre los cuales tuvimos a dos espíritus de difuntos que leyeron sus textos sin que la gente se percatara de que estaban muertos. Según el escritor W.G. Sebald, es fácil detectar a un espíritu. La técnica consiste en mirar bien su cuerpo. Si se ve borroso, probablemente estés borracho. Si te frotas los ojos, te lavas la cara y te despejas y sigues viéndolo borroso, probablemente estés frente a un espíritu.

Ben Clark había muerto esa misma tarde y antes del evento se le concedió una prórroga para presentarlo y volvió a la vida para acompañarnos toda la noche en la degustación de sus últimos gin-tonics. Como vemos en la foto, estaba jovial y feliz, pero no necesariamente enamorado.

Ben Clark
Víctor Balcells siempre estuvo muerto, de modo que no hay diferencia entre las fotos de este lunes y las de cualquier otro lunes. Él y Ben son los presentadores de Micro Abierto.


Aquí tenemos al primer participante, Luis Forero, autor secreto de las últimas novelas de Stephen King y guionista de las mejores piezas de Carpenter. Su peinado cambia según cambie el viento, es un detective salvaje y tiene una libreta Moleskine que le robamos cuando está distraído para plagiar sus cuentos. Ya hemos publicado toda su obra con nuestros nombres y él aún no lo sabe. Nos leyó un relato. Podéis leerle en su blog, o verle este sábado en la Casa de las Conchas.

Emmanuel Martínez nos visitó por primera vez para leernos algunos poemas que ha publicado en una antología titulada Chilango Andaluz.


David Martínez llegó con su guitarra y nos tocó una versión de una canción de Gustavo Cerati y una pieza de Vetusta Morla, en acústico.


Andrea Mazas leyó dos fragmentos de la revista que coordinaba junto a Andrés Sudón en Madrid, llamada Luna Puta. Podéis verla en acción en el siguiente vídeo.

Raúl Tuda leyó un texto manuscrito incunable que había escrito él mismo con sus manos pocos días antes y que dentro de doscientos años permanecerá detrás de las vitrinas de la insigne Universidad de Salamanca como objeto de estudio de los mejores filólogos y letrados.


Alfredo Rubbenstein es dos o tres personas a la vez. Si te lo encuentras en un supermercado suele tener forma de manzana pecaminosa. En el esperpento parece un robot de Asimov, y cuando entra la madrugada adquiere el papel de almirante de la nave de Star Trek. Escribe ciencia ficción pero esta vez nos trajo un relato bajo otra de sus máscaras, la de payaso, un relato en el que narraba su infancia difícil de hombre gigante y amante del baloncesto.


Paul Mayer nos volvió a emocionar con su maestría a la guitarra, tocándonos una pieza titulada Asturias, de Albéniz, que dejó con la boca abierta a un 80% de los presentes. Un 20% de éstos se tragó sin querer una mosca y un 2% masticó los vasos de cristal del Esperpento, que saben a Coca-cola.


Después del descanso, Ben Clark presentó a Roja y Pino, que tocaron a dúo un par de canciones, una de ellas la podéis escuchar aquí: Ikea. Elegancia y delicadeza, vestidos de encaje y pequeños gestos, fru fru de faldas rozándose y el poder de una intensa fragilidad saliendo de unos labios pintados de rojo; la alegría de los incendios por el cuerpo del público enamorado. Todos los días que son días porque alguien nos quiere, o porque nosotros lo necesitamos.


Pino, después del acompañamiento, tocó un poco de Bach seguido de una pequeña demostración de música Heavy al Cello, mostrando un dominio completo de todos los registros musicales posibles. A veces, incluso, en momentos de mucha intimidad, puede conseguir que su Cello hable con voz humana. Pero cuando eso ocurre, el Cello sólo repite, una y otra vez: Quiero una hamburguesa con tomate.

Ane González leyó un poema de Wislawa Szymborska y algún poema de su propia cosecha, y fue como un coche que va despacio por la calle, dejándonos su recuerdo en cada puerta.


Luís Llorente leyó un poema de Claudio Rodríguez, de su magnífico libro Alianza y Condena. Llegaste con tu voz, para salvarnos, como una canción cuando nosotros ya habíamos dejado de cantar.


Llegaron en ese momento tres juglares medievales que acababan de estar en el castillo cátaro de Albí tocando piezas obscenas para el rey de Macedonia. Irrumpieron en la sala al grito de "¿Dónde está la organización?". Ben Clark dijo, emulando a un rey Francés: "La organización soy yo", majestuoso, digno de elogio y con ricitos en la cabeza. Tocaron tres piezas en un idioma extranjero cuya melodía algunos asimilaron al sabor de un tomate en la boca. Artistas del hambre e hijos de la ira, terminaron y desaparecieron por donde vinieron. Un vídeo de ellos aquí.


Mariavi y Mario, miembros de Black Jack, tocaron una pieza propia y dos versiones, una de ellas de Eric Clapton y otra de Rihanna: Umbrella.

Como colofón final, Pino, David y Emmanuel asaltaron el escenario y actuaron conjuntamente. Primero unos poemas y después dos versiones para emocionar al público: Fake plastic Trees de Radiohead y While my guitar Gently Weeps, de los Beatles.



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